domingo, 12 de febrero de 2012

DE LOS POLVOS A LOS LODOS.

El golpe de mano de la extrema derecha gobernante al sistema laboral ha sido, en palabras del “guindo”, algo más que “agresiva”: ha sido el enésimo golpe a los ya de por si precarios derechos laborales.
Evidentemente las organizaciones sindicales deben, no solo protestar, sino atacar la reforma laboral desde ese compromiso que se les atribuye en cuanto a la representación de la clase trabajadora, pero paralelamente, las direcciones y sus líderes, como cabezas visibles de la estrategia sindical, deberían impulsar una reflexión autocrítica sobre el papel de comparsa que les ha quedado a las organizaciones sindicales tras las innumerables concesiones, cesiones y genuflexiones que han realizado ante el sistema y sus gobiernos ( de diferente signo incluso).
Esa autocrítica debería conducir a las organizaciones sindicales a una revisión del papel que juegan en la defensa de los derechos de los y las trabajadores y trabajadoras, a la revisión de las superestructuras creadas y financiadas con dinero institucional, y a tantas cosas que han hipotecado la independencia de las organizaciones y su extrema dependencia institucional ( lo que debería llevar a una reflexión: pérdida de soberanía, pérdida de representatividad…).
La estrategia pactista ha llevado a la clase trabajadora al alejamiento de las organizaciones sindicales. Y esta estrategia, únicamente ha beneficiado a las superestructuras burocráticas sindicales y no a la defensa de los intereses y derechos de l@s trabajadores y trabajadoras. De ahí, que el abandono de esta y otras dinámicas sean necesarias para plantear a l@s trabajadores y trabajadoras un nuevo escenario donde sindicato sea el impulsor de las movilizaciones necesarias para demostrar al gobierno de la extrema derecha y sus correligionarios mediáticos y financieros que, ni vamos a ceder, ni vamos a doblarnos: vamos a luchar hasta el final , no sólo por nuestros derechos, sino por el de nuestr@s hij@s, a los que en caso contrario, vamos a dejar un futuro de miseria y precariedad ( que es el objetivo del sistema para así tener una clase trabajadora dócil y obediente a sus deseos).
Pero, o mucho me equivoco, o las direcciones de nuestras organizaciones de clase (las mayoritarias) no van a impulsar debate ni autocrítica alguna pues con la pantomima de salir a criticar parece que se dan por satisfech@s, habiendo cubierto el expediente. Ahora, por lo tanto, nos toca a l@s militantes dar el golpe en la mesa y decir, ¡basta ya!.
Organizarnos como sector crítico y presentar propuestas a la militancia es una obligación que tenemos tod@s aquell@s que consideramos a los sindicatos como organizaciones de clase, como organizaciones cuyo funcionamiento debe alejarse del institucionalismo y caminar hacia la democracia más radical, organizaciones donde las direcciones y cualquier cargo interno pueda ser revocado y la rendición de cuentas y la consulta a la militancia sean algo primordial y principal ( no como explicación después de firmar acuerdos).
En eso estamos y esperamos que la suma de militantes nos de la fuerza necesaria para transformar CCOO desde dentro, sin sectarismos, pero con los objetivos muy claros.

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